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La interrelación entre trabajo y salud

La relación que existe entre trabajo y salud es hoy en día controvertida. Por un lado la mayor parte de la población necesita trabajar para obtener recursos que le permitan subsistir y desarrollarse. Por otro lado, en función del tipo de trabajo afrontaremos una serie de riesgos que pueden producirnos fatiga, daños, estrés, enfermedades o incluso la muerte a causa de un accidente de trabajo.

Del mismo modo, el trabajo además de ser una fuente de recursos económicos, puede suponer una oportunidad de desarrollo humano y profesional, al asumir retos y alcanzar metas. En términos económicos permite cierto grado de independencia gracias a los ingresos derivados del salario.

En todo caso, como le dedicamos una gran parte de las horas del día a trabajar, y el trabajo influye en nuestro estado de salud, parece que es un buen medio para llevar a cabo acciones dirigidas a promover algunos aspectos relacionados con la salud, si bien ésta lógicamente no puede circunscribirse al terreno laboral, pues la salud es algo más complejo y amplio. 

La protección y la promoción de la salud

Hasta no hace mucho tiempo era común en las organizaciones la separación entre la protección de la salud en el trabajo, consistente en evitar las lesiones y enfermedades en el lugar de trabajo, y la promoción de la salud, dirigida a la paliar las consecuencias para la salud de determinados hábitos de alimentación, de higiene, del sedentarismo, etc. Normalmente de la protección y de la promoción de la salud se ocupaban personas y departamentos distintos en las empresas y funcionaban de forma aislada, sin conexión.

Sin embargo, conforme la incidencia de las enfermedades y lesiones ha ido disminuyendo, se le ha dado más relevancia a las enfermedades crónicas asociadas al estilo de vida y a determinados comportamientos, de tal manera que en la actualidad se busca un enfoque integrado de ambos elementos: protección y promoción, para alcanzar un mejor resultado mayor eficacia.

Esa integración es lógica para dotar de coherencia a las acciones emprendidas desde la empresa y desde fuera. Puede que sea insuficiente trabajar para conseguir mejores condiciones de salud en el trabajo, cuando no es más que una faceta de nuestras vidas. 

Un enfoque más integrador, por ejemplo, sería en vez de impulsar iniciativas dirigidas a controlar las emisiones de gases en el trabajo, proponer un enfoque más integrador e incluir esa iniciativa dentro de un programa para promover la salud respiratoria, que incluya por ejemplo el tabaquismo, y su prohibición en los lugares de trabajo.

Sucede lo mismo con, por ejemplo, las intervenciones ergonómicas para minimizar el riesgo de padecer trastornos músculo-esqueléticos. Se puede actuar de manera más amplia promocionando los beneficios de la actividad física para minimizar el riesgo de sufrir una lesión con la combinación de acciones de protección y de promoción.

Un buen ejemplo de esta visión integradora más moderna es el que nos proporciona la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, National Aeronautics and Space Administration):

«La salud y la seguridad de los empleados diversos y geográficamente extendidos de la NASA son una preocupación de la Oficina del Director de Salud y Médico. El objetivo de esta oficina, en colaboración con la visión de la NASA, es garantizar que los empleados que se unen a la NASA deben terminar sus carreras más saludables que los empleados de otras organizaciones como resultado de su experiencia con los programas de salud ocupacional y preventiva de la NASA».

Es decir, lejos de limitarse al contexto profesional, la oficina encargada de esta materia en la NASA se siente responsable de llevar a cabo iniciativas dirigidas no sólo de proteger la salud en la empresa controlando las condiciones del trabajo, sino que se propone ir más allá estableciendo como meta mejorar la salud (general) de sus trabajadores, y de hacerlo a largo plazo. De esa forma, el paso por la NASA para sus trabajadores supone la oportunidad de alcanzar mejores niveles de salud de los que probablemente lograrían en otras organizaciones del sector.

La promoción de la salud en la empresa

La promoción de la salud en el trabajo (PST), de acuerdo con la Declaración de Luxemburgo, «es aunar los esfuerzos de los empresarios, los trabajadores y la sociedad para mejorar la salud y el bienestar de las personas en el lugar de trabajo».

Por tanto, se trata de una iniciativa compartida por trabajadores, empresarios y la sociedad en su conjunto, para lograr un efecto directo sobre la salud de los trabajadores, aunque son conocidos sus efectos sobre la productividad en la empresa.

Lo habitual es que en el sector de la construcción las empresas tengan un tamaño muy reducido en cuanto al número de trabajadores. 

Otra característica singular en el caso de la construcción es que el entorno donde se realiza el trabajo, donde se ejecuta la construcción, no suele ser un espacio físico estable, limitado y duradero, sino que o bien se trabaja en exteriores (construcción de infraestructuras o de edificios) o bien se realizan trabajos en un espacio predefinido sobre el que se suceden diferentes tareas, o bien en un espacio extenso (actividades de conservación y mantenimiento de carreteras), y durante un período de tiempo limitado y muy variable en función del alcance de la obra.

La empresa, consultando a los trabajadores, puede delimitar el alcance de sus acciones en seguridad y salud. Éstas pueden variar desde acciones formativas mediante reparto de folletos hasta otras mucho más sofisticadas, con programas de cambio de comportamiento relacionados con el abandono de hábitos nocivos para la salud o la adquisición de hábitos saludables.

El límite lo marca tanto la voluntad de las partes interesadas como la dotación de recursos prevista (económicos y materiales).

La vigilancia de la salud y la promoción de la salud

Las condiciones de trabajo tienen efectos sobre los trabajadores, y la parte de la medicina del trabajo que se ocupa de controlar su alcance se denomina vigilancia de la salud.

Básicamente la vigilancia de la salud ayuda a identificar problemas de salud mediante:

  • El establecimiento de sistemas de detección precoz de enfermedades.
  • La identificación de trabajadores que presenten alguna consideración de salud especial (trabajadores especialmente sensibles a ciertos riesgos).
  • La adaptación de la tarea al trabajador.

La vigilancia de la salud no se circunscribe estrictamente a la salud laboral. Por ejemplo, si en los resultados de los exámenes de salud o de las pruebas analíticas el médico del trabajo detecta algún parámetro alterado suele recomendar que se visite al médico de atención primaria para un seguimiento más exhaustivo de ese hallazgo.

En el sector de la construcción la especialidad preventiva de la vigilancia de la salud generalmente está externalizada, como pasa con las otras, pero en este caso sucede que no es posible su asunción por parte del empresario, conforme se establece en la normativa (Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención).

Dada la formación específica sanitaria del personal adscrito a labores de vigilancia de la salud, es habitual que se cuente con ellos en labores de promoción de la salud en el trabajo, por ejemplo para participar en campañas sobre concienciación sobre el cáncer, los cuidados de la piel, u otras cuestiones relacionadas con aspectos médicos.

La vigilancia de la salud permite en colectivos grandes (empresas con muchos trabajadores, o servicios de prevención) realizar estudios epidemiológicos sobre condicionantes de la salud. La intervención con los trabajadores

En las empresas de la construcción pequeñas, que no disponen de servicio de prevención propio, aunque la vinculación con el equipo médico sea menor, puede que el servicio de prevención ajeno contratado (si se ha elegido esa modalidad) ofrezca algún tipo de servicio adicional. Por ejemplo, con pruebas complementarias en los exámenes de salud, o permitiendo el acceso a información relaciona con la promoción de la salud a través de internet o en dípticos preparados a tal efecto.

Facilitar a los trabajadores el acceso a los exámenes de salud más allá de los mínimos establecidos en la normativa, puede ser en sí misma una buena práctica saludable, siempre respetando las características de la vigilancia de la salud, es decir, que sea:

  • Garantizada por el empresario y gratuita.
  • Específica de acuerdo con los riesgos a los que están expuestos los trabajadores.
  • Voluntaria, con los condicionamientos establecidos por la legislación.
  • Documentada, de acuerdo al contenido previsto, confidencial.

Las enfermedades relacionadas con el trabajo y las enfermedades crónicas

En las enfermedades complejas intervienen muchos factores en su desarrollo. Es decir, no tiene un agente causante claro como sucede en algunas enfermedades infecciosas, donde una vez identificado el agente infeccioso se puede administrar una terapia que ponga fin a la infección eliminándolo.

En el caso de las enfermedades multifactoriales, o complejas, se establece una interacción entre múltiples genes y el medio ambiente. Son ejemplos de estas enfermedades el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, aunque existen otras muchas.

Las condiciones de trabajo y la exposición a ciertos agentes químicos, físicos y biológicos puede contribuir en la aparición de ciertas enfermedades relacionadas con el trabajo.

En el caso de la construcción, es conocida la relación que existe entre la exposición a amianto y la asbestosis, el cáncer del pulmón y el mesotelioma.

También es conocida la enfermedad llamada silicosis producida por la inhalación de grandes cantidades de polvo de sílice.

En ocasiones no es fácil determinar la causa de una enfermedad debido a que influyen múltiples factores y se desconoce la contribución exacta de cada uno de ellos. En el caso de la exposición a rayos ultravioleta del sol, siendo esta exposición un factor importante en el desarrollo de cáncer de piel, hay más factores que influyen en su desarrollo.

Este último ejemplo muestra de forma intuitiva la importancia que tiene no sólo la protección del trabajador durante su jornada, ya que la exposición a radiación ultravioleta puede producirse en muchas circunstancias laborales y extralaborales. El papel de la empresa puede ser especialmente importante, para informar y sensibilizar respecto a los cuidados de la piel frente a ese riesgo. Un enfoque adecuado puede provocar un cambio de comportamiento de los trabajadores que se comprometan a minimizar su exposición. 

Las enfermedades crónicas se sabe que están relacionadas con el estilo de vida. De este modo se puede relacionar diferentes factores de riesgo, que son los condicionantes que determinan la probabilidad de desarrollar una enfermedad.

Podemos clasificar los factores de riesgo en:

  • No modificables: predisponen a sufrir ciertas enfermedades, pero en principio no puede actuarse sobre ellos. Por ejemplo, la edad, o la herencia genética.
  • Modificables: pueden corregirse para evitar el desarrollo de enfermedades.

Actualmente es posible identificar la presencia de factores no modificables, como ciertos genes relacionados con el desarrollo de algunas enfermedades. Su mera presencia no garantiza que se padezca la enfermedad, pues intervienen otros factores que influyen en la expresión de ese factor genético.
Se están desarrollando investigaciones dirigidas a actuar sobre esos genes, sobre el envejecimiento o sobre la expresión de esos genes, aunque no se han completado ni se conoce con exactitud su contribución en la prevención de enfermedades crónicas.

En todo caso, está a nuestro alcance actuar sobre los factores de riesgo modificables. Por eso la promoción de la salud debe dirigirse a actuar sobre esos factores modificables, aunque no sin esfuerzo, que guardan relación con las áreas de trabajo en hábitos saludables.

  • Alimentación: evitando las dietas no saludables.
  • Actividad física: reduciendo el sedentarismo.
  • Salud mental: reduciendo la exposición a estrés.
  • Sueño y descanso: falta de sueño reparador.
  • Tabaquismo: consumo de tabaco.

Los factores de riesgo no corregidos pueden derivar en alteraciones en parámetros fisiológicos correlacionados con las principales enfermedades crónicas. Por ejemplo, pueden contribuir a desarrollar:

  • Hipertensión arterial.
  • Altos niveles de glucemia.
  • Alteraciones en los lípidos: colesterol, triglicéridos, etc.
  • Sobrepeso, obesidad.

Estos factores de riesgo se asocian a las enfermedades crónicas más conocidas:

  • Enfermedades cardíacas.
  • Accidentes cerebrovasculares.
  • Enfermedades respiratorias.
  • Diabetes mellitus tipo II.

Queda clara por qué es importante actuar con antelación (promoción de la salud) sobre nuestro comportamiento y hábitos de vida, para evitar de ese modo el desarrollo de enfermedades asociadas a ese estilo de vida, perfectamente prevenibles.

Enfermedades crónicas comunes en la Unión Europea: sus costes y sus riesgos

Enfermedades Mortalidad y morbilidad en la UE    Costes económicos  Factores de riesgo asociados
Cáncer
(colorrectal, de mama, próstata, pulmón y estómago) 
 1,7 millones de muertes en 2008 54.000 millones €  Tabaco
Alcohol
Enfermedades cardiovasculares
 (corazón, derrame cerebral, hipertensión) 
 2 millones de muertes   192.000 millones €, incluidos 110.000 millones en los sistemas de salud Consumo de tabaco Alimentación inadecuada Sedentarismo
Abuso de alcohol
Salud Mental  La OMS estima que cada año 33,4 millones de
europeos sufren depresión severa.
El suicidio por trastornos depresivos es la tercera causa de muerte entre los jóvenes europeos 
Aumento de la demencia en europeos mayores de 60 años de 7,7 millones en 2001 a 10,8 millones en 2020.
 Coste estimado entre 3% y 4% del PIB      
Obesidad y sobrepeso (hipertensión, hiperlipidemias, enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2)   La proporción de personas con sobrepeso u obesidad entre la población adulta ha pasado, en 2008-2009, del 36,9% al 56,7%
entre las mujeres y del 51% al 69,3% entre los hombres
Exceso de coste directo per cápita entre 117€ y 1.873€, según las categorías del coste y de los grupos comparados Alimentación inadecuada Sedentarismo
Enfermedades respiratorias (enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma, cáncer de pulmón, neumonía y tuberculosis)    Media de 43,6 muertes por cada
100.000 habitantes.
Las enfermedades respiratorias guardan relación con la edad, y una gran mayoría de muertes por dichas enfermedades se registran entre los mayores de 65 años
100.000 millones € incluidos los costes sanitarios y la pérdida de jornadas de trabajo 

Humo de tabaco

Varios tipos de contaminantes del aire

Diabetes Tipo 2
Produce deficiencias visuales, ceguera y fallo renal. Además
la diabetes tipo 2 contribuye a la enfermedad cardiovascular y al derrame cerebral 
 31 millones de casos (casi el 10% de la población europea total)    166.000 millones €   Alimentación inadecuada Sedentarismo


Campañas de promoción de la salud

Muchas empresas apuestan por dirigir sus esfuerzos en promoción de la salud hacia dos áreas esenciales:

Concienciación sobre enfermedades: el trabajo puede ser un lugar propicio para informar sobre enfermedades tan conocidas como:

  • Cáncer: la empresa pueda ofrecer a sus empleados servicios más avanzados para detectar los procesos cancerígenos con antelación. Normalmente el tratamiento temprano del cáncer se asocia a mejores resultados en curación y recuperación, y a tratamientos menos agresivos para combatirlo.
    • Como el cáncer en sus primeras etapas puede que no se manifiesta en uno síntomas específicos, se dispone de métodos de detección precoz eficaces y de pruebas de cribado, por ejemplo para el cáncer de colon, de piel, de mama, de cuello del útero.
    • Salud cardiovascular: en este caso hay múltiples factores que afectan negativamente la salud cardiovascular. Conviene conocer los efectos de la hipertensión arterial, del tabaquismo, de una mala dieta, del estrés, del sedentarismo en la salud cardiovascular Y cómo influye en el desarrollo de cardiopatías, además de las medidas preventivas para reducir el riesgo.
  • Vacunación: es una medida preventiva extraordinariamente eficaz para evitar enfermedades infecciosas. Hay tendencia a vincularlas con las prácticas de vacunación habituales en la infancia, pero no debe olvidarse que la protección adquirida entonces en ocasiones requiere refuerzos de nuestra inmunidad.

La vacunación beneficia tanto a las personas que se vacunan como al resto de la población, al disminuir la probabilidad de infección del sujeto vacunado pero también su probabilidad de transmitir la infección a otros.

Las vacunas pueden dirigirse a toda la población (p.e. tétanos) o sólo a colectivos especiales, como pasa cada año con la gripe (a grupos de riesgo), o la hepatitis (por ejemplo entre el colectivo sanitario).

La vacunación frente a enfermedades que pueden producir epidemias permite proteger a los trabajadores y reducir su absentismo, además de reducir los costes sanitarios derivados de una infección prevenible con vacunación.